domingo, 30 de agosto de 2009

INVITACIÓN A PARTICIPAR DEL SEMILLERO DE INVESTIGACIÓN



Demiurgia: Estética, Poética y Hermenéutica


El propósito central del semillero es el de disertar maneras de leer el mundo en las variables estéticas y poéticas con el fundamento comprensivo, hermenéutico: relación interpretativa de las cosas y su estar como referente de lo íntimo del ser mismo del hombre.


El semillero busca explorar procesos investigativos que conduzcan a la implementación de estrategias formativas de los estudiantes (investigación formativa) en procura de articularlos con el grupo de investigación en Filosofía Crítica (BABEL) y el componente de formación investigativa expresado en el currículo.


El semillero inicia el lunes 31 de agosto a las 4 de la tarde, el punto de encuentro es en la cafetería Frailes, nos reuniremos todos los lunes a la misma hora; también nos encontramos los jueves de 2 p.m. a 4 p.m. en el bloque 1 – 4 piso, afuera de la oficina de Investigación Sociojurídica para asistir al seminario ¿Cómo se escribe en investigación? con el abogado y docente Juan Guillermo Espinal.


La coordinación del semillero para el semestre II 2009 la asumieron los docentes David Gil y Víctor Raúl Jaramillo.


Para mayor información comunicarse con Mabel Olarte 3004058029




semillerodemiurgia@gmail.com

Publicación

linea de investigación

Propuesta Semillero Demiurgia



Roberto Matta
Hermana II




FUNDACIÓN UNIVERSITARIA LUIS AMIGÓ
FACULTAD DE FILOSOFÍA Y TEOLOGÍA




Nombre de la facultad: Filosofía y Teología

Nombre del semillero: Estética, poética y hermenéutica

Responsable: David Esteban Zuluaga Mesa y Víctor Raúl Jaramillo


Justificación

La relación lenguaje-hombre-mundo, es una tríada que se establece en el momento mismo en que el acontecer histórico se incluye en el devenir de los tránsitos y los sentidos. Esta reciprocidad antepone el lenguaje en la medida del establecimiento de un orden estructural y ontológico del hombre que antes de esencia concibe existencia. Esto para aclarar la dimensión relacional dada por el ser humano quien formula y vive en el hacerse partícipe de un mundo en el que se haya inmerso, acusando cierta intimidad dada por su experiencia.

De esta manera, la activación del es del hombre, por el hecho de ser, está en estrecha relación con la otredad, sin dejar por esto de “integrarse y vincularse” con un mundo propio, amplio y subyacente en una mismidad que lo sustantiva como el ser que desarrolla participación y pluralidad en el andamiaje de su historia.

Investigar de una manera formativa en este ámbito, relaciona la conjugada mirada de la belleza, el discurso y el sentido en el orden de lo creado y lo novedoso. En el ejercicio académico se busca mantener permanentemente, un cultivo del espíritu investigativo y la reflexión crítica frente a los acontecimientos del mundo y los quehaceres que las disciplinas, con las que se trabaja, convocan. No obstante, esa motivación, esa lectura del mundo y su diversidad, ese acercamiento a lo académico bajo una mirada exhaustiva de los contextos no es un asunto fácil de lograr; sino que es un proceso árido el cual requiere disciplina y rigor, responsabilidad y sentido de sí mismo y del mundo, asunto que no se logra de la noche a la mañana sino que es el resultado de un esfuerzo colectivo y por lo mismo espontáneo en el sentido de concebir la investigación como una actividad interdisciplinar.


Así, el programa de Filosofía busca, a través de reflexiones continuas, fortalecer las competencias interpretativas, argumentativas y propositivas de sus estudiantes, con el ánimo de implementar en su quehacer diario el rigor propio de la Filosofía en interacción con otros saberes que desde su actuar fortalecen la urdimbre del trabajo interdisciplinario, pertinente y necesario para el tiempo que nos ocupa donde fenómenos como la globalización y la multiculturalidad exigen una disposición abierta a los cambios acelerados de la época.

Bajo esta convicción es que se propone el semillero de investigación en estética, poética y hermenéutica (Demiurgia), justificado en el fortalecimiento de las competencias investigativas de los estudiantes de pregrado, haciéndolos más cercanos a la Universidad, a la vida académica, a la reflexión crítica y contextual de lo que acontece en el mundo que leemos, vivimos representamos y contemplamos.


Antecedentes

El semillero de investigación en estética, poética y hermenéutica (Demiurgia), es un semillero nacido hace 2 años, tiempo en el que se han trabajado algunos temas a propósito del mismo, a saber:

ü “Estética y antropología: una perspectiva simbiótica”
ü “El arte en Gadamer”
ü “El arte como fiesta”

Y se ha realizado una publicación en la revista la voz del semillero, se cuenta con un blog en la internet htpp//:semillerodemiurgia.blogspot.com y un grupo en gmail; en este momento cuenta con la motivación en uno de los coordinadores que comenzaron con el grupo: David Esteban Zuluaga y la participación de estudiantes nuevos, de las áreas de comunicación social, licenciatura en filosofía y licenciatura en música. De este modo, tenemos la intención de prolongar este entusiasmo sobre lo que se ha hecho y esperamos el asombro frente a las posibilidades que se sigan brindando en lo que respecta al futuro del grupo.


Los integrantes en el 2007 fueron: Diana Carolina Duque, Juan Gabriel Toro, Yudy Constanza Ortega, Paula Andrea Giraldo, Carolina Franco, Reidy Andrey Perdomo, Kendor Cendik Angarita, Yolima Espinosa, Norman Vergara, Maria Isabel Correa y Mabel Olarte.





Propósito

El propósito central del semillero es el de disertar maneras de leer el mundo en las variables estéticas y poéticas con el fundamento comprensivo, hermenéutico: relación interpretativa de las cosas y su estar como referente de lo íntimo del ser mismo del hombre.

De esta manera, la pregunta por el ser mismo del hombre en relación con el mundo y el lenguaje, abrirá perspectivas “claras” para la “sin-razón” actual y de este modo, se podrán identificar las vertientes contemporáneas de la existencia en conjunción con el hecho creador.


Objetivos

General


Explorar procesos investigativos que conduzcan a la implementación de estrategias formativas de los estudiantes (investigación formativa) en procura de articularlos con el grupo de investigación en Filosofía Crítica (BABEL) y el componente de formación investigativa expresado en el currículo.

Específicos


Identificar elementos propios del quehacer filosófico a través de ejercicios de lectura y escritura que contribuyan a la adquisición de las competencias pertinentes para el proceder investigativo.

Reflexionar a propósito de situaciones contextuales que sugieran interpretación, proposición y argumentación de alternativas con el ánimo de fortalecer el espíritu crítico e investigativo de los estudiantes.

Generar espacios de discusión y diálogo en los que los estudiantes puedan tomar partido a propósito de situaciones concretas y asumir otras que le amplíen el panorama de su disciplina con la intención de fortalecer el trabajo interdisciplinario pertinente para todo ejercicio investigativo.


ORGANIZACIÓN DE LOS SEMILLEROS DE INVESTIGACIÓN:

1. Modalidad: Estudiantes.

La actividad del semillero se inscribe en la reflexión que hace el Grupo de Investigación en Filosofía crítica (BABEL) de la facultad, inscrito en Colciencias y apoyará la investigación en curso sobre Deseo, segunda estación del laberinto. El trabajo hermenéutico en términos del análisis, crítica e interpretación está alimentado por la reflexión constante y apoyo de los responsables del semillero.

Duración: Indefinido

Modalidades metodológicas

Se desarrollarán modalidades metodológicas tales como la discusión abierta en torno a las obras propuestas de carácter documental; la lectura en voz alta; la escritura de reseñas críticas y ensayos y su puesta en común.

En este sentido el marco metodológico está inscrito fundamentalmente en el trabajo hermenéutico: análisis, crítica e interpretación de textos.

La parte operativa del semillero está coordinada por los responsables. Se realizarán sesiones semanales (2 horas) de trabajo para la reflexión, la crítica y la interpretación de los textos. Al mismo tiempo se asignará a los integrantes tareas puntuales en el orden de la producción de escritos para discutir y para ajustar en las sesiones del semillero. También se establece un cronograma de actividades y de entrega de algunos productos que serán el material básico para el producto final.




CRONOGRAMA - PROGRAMACIÓN ACADEMICA DEL SEMILLERO I-II 2007

TEMA FECHA RESPONSABLE
El problema del gusto y su función simbólica 30 de marzo David Esteban Zuluaga




La estética en los griegos y la relación con el cuerpo 30 de abril Víctor Raúl Jaramillo




El arte del romanticismo y la relación con el deseo 30 de mayo Norman Vergara




Estética y hermenéutica: Gadamer 30 de agosto Diana Carolina Duque




Incidencia de la hermenéutica simbólicaen el acto amoroso 30 de sept. Juan Gabriel Toro




La interpretación del amor, el cuerpo y el deseo en El Reposo del Guerrero de Christian Roquefort 30 de octubre Maria Isabel Correa




La conciencia poética en Víctor Raúl Jaramillo 30 de noviembre Yudy Ortega





CRONOGRAMA - PROGRAMACIÓN ACADEMICA DEL SEMILLERO I-II 2008
20
TEMA FECHA RESPONSABLE
Cómo investigar en filosofía. Marzo 24-27 David Esteban Zuluaga
Investigación cuantitativa. Abril 20-24 Carolina Franco
Investigación cualitativa Mayo 26-29 Kendor Cendik Angarita
Estética de la ciudad Agosto 24-28 John Fredy Quesada
El espacio público y arte Septiembre 21-25 Mabel Olarte
Cómo leer la ciudad Octubre 26-30 Alan Cuervo
Informe final de semillero Noviembre 23-27 José Fernando Tarazona

LA ESTÉTICA Y ANTROPOLOGÍA: DOS PERSPECTIVAS SIMBIÓTICAS


Kendor Cendik Angarita Sepúlveda



RESUMEN:
El artículo presenta un paralelo que vincula la estética y la antropología. Desarrollando en este último el comportamiento estético y en aquella la vivencia estética, formas conceptuales que buscan acercarse al problema de lo bello, al ser la estética la que probé la diversidad en la humanidad.


PALABRAS CLAVE:
Antropología, estética, vivencia, comportamiento, contemplación, hombre.



“El hombre seguirá hambreando una respuesta a la pregunta socrática: Qué es lo bello”. (Juan Plazaola)
“La estética no es una parte de la filosofía sino la filosofía entera en cuanto empeñada en meditar sus problemas de la belleza y el arte”. (Luigui. Pareyson)


I
En el modo de hablar cotidiano cuando se desea saber sobre algo – circunstancia u objeto – o de alguien en particular, y hay un otro que pueda ayudar a verificar “la cosa en cuestión”, se le pregunta, siendo éste interrogar espontáneo, ya sea debido a la curiosidad por conocer o por la razón de iniciar una conversación; pues quizá el otro pueda ayudar. Las preguntas, cotidianamente, se dan sin una jerarquía, ellas aparecen, entonces, por ejemplo si se pregunta: ¿Qué piensa de la situación del país? o ¿Qué comprende de la situación del país?, o ¿Qué observa de la situación del país? En esta de serie cuestionamientos, donde el verbo cambia, se resalta ante todo una manera de hablar, son unas preguntas que buscan apuntar a un mismo sentido. En ese orden de ideas sobre el preguntar, se involucra un inquirir determinado a unos campos específicos, a saber, el de la estética y el de la antropología. Sin embargo, aquí la pregunta se realiza no a un alguien personal, sino a un “alguien impersonal” que se muestra en un libro o en una serie de textos que posibiliten la ampliación del conocimiento.


La primera pregunta, entonces, se le realiza a la antropología ¿Cuál es la imagen del hombre que presenta la antropología? En esta disciplina, hablar de la imagen de hombre implica lanzarse al trasegar histórico, incluso anterior, de la conformación de esta ciencia social y humana; solicitar la ayuda de la paleontología, mencionar la técnica y necesariamente nombrar la cultura, todo eso en primera instancia. Responder con precisión a la pregunta lleva a caminos que se bifurcan una y otra vez, aunque, si se recuerda el título, aparece en éste una vinculación de la antropología con la estética, esto podría hacer complejo el primer cuestionamiento, pues surge una segunda pregunta ¿entonces, cuál es la imagen del hombre que presenta la estética? Si aquella primera pregunta parece difícil, ésta no pierde tiempo en generar pánico para aquel que busque responderla – sobre todo si se es un neonato en ámbitos de la estética y la antropología –. Responder, entonces, al segundo cuestionamiento exige observar atentamente la historia del arte, incluso su prehistoria, para rastrear esa “imagen del hombre” que se solicita. Por tanto, la intención del texto es observar qué generan las dos preguntas y hasta dónde se logra una aproximación comedida en ellas. Lo importante aquí es lo que se involucra al realizar las dos preguntas y, para eso, es menester tomar como marco de desarrollo del artículo dos temas: la “vivencia estética” y la “compresión estética”.


¿Pero vivencia y comprensión estética no parecen indicar lo mismo, o este paralelo intenta hacer una disección más entre las disciplinas en mención? Ante todo, el ejercicio aquí planteado, más que argumentar cercanías o distancias, es la de realizar un rastreo en perspectiva de la antropología y de la estética, ésta que se demarca en “la vivencia estética”; desde el libro “introducción a la Estética” de Juan Plazaola[1] y en aquella el acontecimiento de la “comprensión estética”; del libro de Andre Leroi-Gourhan, el gesto y la palabra.[2]


Delimitar es el proceso que se verá de manera implícita, para lograr una cercanía de la aprehensión de un conocimiento sobre la estética y la antropología, que intenta responder el objetivo planteado. El ejercicio de escritura trazado aquí, se enmarca en unos aspectos específicos de las disciplinas en su quehacer y su labor conceptual, una en tanto que trata al hombre y todo aquello que genere vínculos desde la diversidad y “la estética, que es la ciencia del arte, ella, no tiene, pues como se imagina en ciertas concepciones escolares, la función de definir el arte de una vez y para siempre y tejer la trama conceptual de manera que cubra todo el campo de esta ciencia, no es más que la reorganización permanente, siempre renovada y cada vez más rigurosa, de los problemas a los que, según las diversas épocas da lugar la reflexión sobre el arte, y que coincide perfectamente con la solución de las dificultades y las críticas de los errores que estimulan y enriquecen el incesante progreso del pensamiento”.[3] La estética y la antropología en una vinculación retroactiva y dinámica que amplía el conocimiento del hombre.



II
El antropólogo Leroi-Gourhan señala en su libro que hablar de la imagen del “hombre primitivo”, es caer en la cuenta de la correspondencia tan cercana que hubo de la imagen del hombre con la del simio como un hombre-mono; relación que pretendía sólo ver completa la cadena de la evolución humana. Se afirmaba que el hombre primitivo era “de aspecto humanoide, inclinado hacia adelante, de cara y nariz ancha, labios en hocico y el pulgar del pie separado reproducen los rasgos esteriotipados del hombre-mono”, el mito del antepasado.[4] Luego se encuentran unos criterios que direccionan hacia la imagen del hombre: “el primero y el más importante de todos es la posición vertical – comprobado desde la paleontología – (…) Otros dos criterios son corolarios del primero: la posesión de la cara corta y manos libres durante la locomoción”.[5] Ahora bien, como afirma Leroi-Gourhan, con “Tarzán, el hombre primitivo ideal, hermoso como el antepasado soñado (…) y liberado del peso del mono por la presencia de su chimpancé favorito”,[6] esto que incide de forma diferente en la conexión del hombre y sus antepasados, da una relación que muestra el hecho del comportamiento comunicativo mediante símbolos.



Continuando con Leroi-Gourhan y también, con Plazaola, sobre las cuestiones ulteriores, se podría inferir, y señalando de manera prudente y sin pretensión, en los correspondientes autores lo que se entiende en ellos por hombre. El primero, lo ve como un ser que busca, ordena, vincula y comprende su diversidad;[7] y el segundo, lo resalta como un ser para la contemplación. Éste es un acercamiento tentativo, aunque con cierta deferencia a lo que corresponde la imagen del hombre en una u otra disciplina investigativa.


Ahora, si se buscase mostrar un vértice entre los dos campos de conocimiento del mundo ¿En qué punto pueden confluir estética y antropología? ¿Será en el hecho del hombre que recorre otros espacios? El hombre como homo viator, que sale del contexto entretejido por la historia personal, y romper con el arraigamiento sin fruto de la propia tierra y posibilitar-se conocer lo otro y al otro, para luego, según las propias facultades realizar más que una descripción del tiempo y el espacio vividos, la posibilidad del goce del mundo, una contemplación de él y de lo Otro que le desborda, llegando a palpar lo diverso.


Las talanqueras de este escrito, es decir, el marco a desarrollar, es referido al paralelo de la vivencia estética y la compresión estética. La vivencia, se trae nombrada desde la estética y ésta al instante de definir se involucra en ciertas complicaciones. Esto es debido a que “desde que se pretendió hacer de ella una ciencia especial, la estética no ha tenido límites precisos (…) Las cuestiones estéticas presentan una noble riqueza de relaciones[8] y una gran variedad de perspectivas, aún desde el punto de vista experiencial, le incumben vivencias tan diversas como la contemplación de los Picos de Europa, la participación en una sesión del Living Theatre y la construcción de una catedral”.[9] Aunque, la vivencia estética está ligada, en primera instancia a los sentidos, ella se presenta como eso vivido por cada uno, es la experiencia de sí mismo sobre el gusto,[10] es el primer acercamiento hacia lo bello y “lo que llamamos bello es eso que impresiona nuestros sentidos…”.


En el goce estético unido a lo biológico, Grant Allen se refiere a “lo bello como aquello que provee a nuestro sistema nervioso de un máximo estímulo con un mínimo de gasto en procesos no vinculados a las funciones vitales”,[11] no se queda éste sólo allí, pues “ante la belleza tenemos la conciencia de que son facultades profundas de nuestro yo las que quedan colmadas y que este hecho es precisamente lo que caracteriza el placer de la belleza”.[12]


En la vivencia estética se presentan dos momentos, “una fase que es emotiva y estimulante”, la emoción liminar,[13] siendo sólo instantes estéticos, sensaciones que parecen “hinchar el alma”, es la sospecha de estar imbuidos por descargas estéticas, impresiones ordinarias facilitadas por los mass media en donde no hay un leve atisbo de la contemplación, es la experiencia que queda frustrada, un impulso. A diferencia de la emoción estética, que con el asombro convierte al hombre práctico en hombre contemplativo[14] permitiendo el goce. Hay tres tipos de goce: de espíritu; de cuerpo; del cuerpo vinculado con el espíritu. Y estos goces tienen su génesis en los sentidos, pues ellos, como es sabido, permiten acercarnos al mundo, conocerle.



III
La vivencia estética atañe lo cotidiano y un caminar hacia la fruición, mas cuando aparece la belleza resulta ser una contemplación estética. En este conjunto de ideas, se observa unos grados en el proceso contemplativo que van desde la emoción liminar para llegar a la contemplación estética, donde hay una captación del alma por el objeto,[15] es el estado del aiún[16]; “la felicidad que nos aporta la vida estética nos roba el tiempo”, afirma Plazaola, tiempo que se compara con el momento de juego de los niños; un pasar inadvertido de lo temporal gracias al arte y la belleza. Pero hay que tener en cuenta también cuando dice: “la contemplación no es el conocimiento. Llegamos a conocer lo que ignoramos; pero sólo podemos contemplar lo ya conocido. Por eso el conocimiento que resulta de la contemplación no es el conocimiento que teníamos cuando nos acercamos a la realidad que contemplamos”.[17] Es poner atención sobre un fenómeno, es ir más allá del observar.


Asimismo, es menester tener en cuenta lo que afirman Gilles Deleuze y Felix Guatari, además de la reflexión y la comunicación, la contemplación no es exclusiva de algún grupo disciplinar, en este caso en el de la estética, sino que cualquiera, con capacidades normales las puede efectuar.[18] Prosiguiendo con lo aportado por Juan Plazaola, se notan ciertos estados y funciones de la inteligencia, de la memoria, de la imaginación, y del sentimiento para que se genere el instante plenario de la contemplación.[19] Este instante plenario, entonces, requiere de un acervo de conocimientos, una experiencia –incluso intuitiva –, y una búsqueda constante para que poder atisbar el guiño de llamamiento de la belleza[20], vivencia estética que colma,[21] es hallarse en “la espera de lo inesperado” que menciona Heráclito.


La contemplación en la estética como tal no tiene limitantes, es un universo de posibilidades, y declara que solo hay una fruición estética a partir de los sentidos superiores, es decir, la vista y el oído. Sin embargo, esta afirmación de la tradición de la estética es contrastada, no a manera de negación, sino que se específica, poniendo por caso, cuando se habla sobre cuál es la línea divisoria que permite entrever los placeres estéticos y los deleites sensuales; Plazaola no subestima el acontecimiento del goce del cuerpo y del espíritu,[22]aunque la direccionalidad de la vivencia estética parte de lo cotidiano su fin es contemplar la obra de arte.



IV
A partir de aquí se proseguirá con Andre Leroi-Gourhan, pues ya se tiene, con lo anterior una cierta idea de la estética y de su vivencia. Ahora bien, cuando se lee el gesto y la palabra se logra colegir una intención mayor del autor en cuanto a la percepción estética, en tanto que ésta no sólo es dada por “los sentidos mayores, la vista y el oído”. Además, se encuentra en aquellos que conocen rigurosamente la obra de Leroi-Gourhan, que se hallaría inverosímil no resaltar el acontecimiento de la memoria; memoria y conocer de las etnias dada en el útil, donde el homo sapiens fija su pensamiento – aptitud lograda mediante los símbolos materiales, registro arqueológico, elemento funcional que “responde” al carácter fisiológico de un grupo. También es de anotar que su obra es una paleontología[23] y etología[24] de la comunicación; luego cuando él habla de lenguaje, se refiere a las formas simbólicas de la comunicación, que a su vez, permiten ver la vinculación y la diversidad; es la conquista del lenguaje y del útil que se permean en la evolución del hombre.[25]


El texto del autor en mención, se enmarca en estudiar lo fisiológico, lo funcional y lo figurativo, siendo esta última una manifestación propia del hombre; en tanto que simboliza, pues las dos primeras manifestaciones de las cuales “participan” otros seres vivientes; incluso un cultivo de bacterias. Las manifestaciones son la base de lo que es el comportamiento estético, talanquera que se ha tenido en mente desde el inicio de este escrito.


De esta forma, el sentido de la estética que se toma en el gesto y la palabra “parte desde el ámbito filosófico sobre la ciencia de lo bello que se adapta a una perspectiva paleontológica en el más amplio sentido; perspectiva en la cual el vaivén dialéctico entre la naturaleza y el arte marca los dos polos de lo zoológico y de lo social. No podría tratarse en semejante perspectiva, de limitar a la emotividad esencialmente auditiva y visual del homo sapiens la noción de lo bello, sino de rebuscar, en toda la densidad de las percepciones, cómo se constituye, en el tiempo y en el espacio, un código de las emociones, asegurando al sujeto étnico lo más claro de la inserción afectiva en su sociedad”.[26] Sin embargo, él parece ser agudo cuando afirma que “la estética es entre todas las ramas de la filosofía, la que encuentra más difícilmente sus medios de expresión a través de las palabras”, entonces aquí es menester recordar el segundo epígrafe que se cita al inicio.


A decir verdad, el párrafo anterior es una enjundia que ofrece Leroi-Gourhan, y se halla un cúmulo sustancioso en el gesto y la palabra, para poder prepararse con lo que se entreteje por comportamiento estético. Éste es el fundamento de la diversidad del hombre, y que “tiene como sustrato el orden fisiológico-técnico-social”,[27] manifestaciones que vinculadas con la estética permiten observar la humanización de los comportamientos comunes a los animales y a los hombres.[28] A lo cual, “las manifestaciones pueden ser reflexionadas, y figurativas las sensaciones se ordenan, como en las artes o la literatura, desde niveles de lo fisiológico, técnico, social, figurativo”[29].


Así, se articulan los tres principales tópicos en el orden de la percepción estética de la que habla Leroi-Gourhan, ellas son: la estética fisiológica, la estética funcional y la estética figurativa. Luego se mencionará someramente lo involucrado en el orden de estas percepciones. En cuanto a la estética fisiológica admite tres planos: el comportamiento nutritivo, la afectividad física, la integración espacial, cuyas implicaciones estéticas permanecen sensibles en el hombre.[30] La estética funcional, es peculiar, en tanto que, se demarca en los objetos, su funcionabilidad y la imbricación “del valor estético absoluto, está en relación directa de la forma con la función, es la integración progresiva en unas representaciones cada vez más equilibradas; pues objetos que cumplen una misma función en culturas diferentes se perciben como formas distintas de decoración”.[31] Y por último, la estética figurativa se establece desde los símbolos que causan deleite. Siendo estas tres, base para la formulación de otros tópicos en la estética vista desde la antropología, que marcan el estilo étnico y esta se “define como la manera peculiar a una colectividad de asumir y marcar las formas, los valores (características) y los ritmos”.[32]


Al mencionar otras estéticas que se derivan de las anteriores no debe tomarse a la antropología como una disciplina que disecciona a la cultura[33] Leroi-Gourhan muestra un universo de posibilidades a las que se inclina la estética y con ella la antropología. Permite la ampliación de la conciencia a través de la valoración de los sentidos y una recuperación de otras percepciones del cuerpo.


Entonces, otros tópicos de la estética que nombra el etnólogo y arqueólogo francés son la estética social, la estética del vestido y el adorno, la estética del gesto y la hospitalidad, la estética gastronómica (que no posee lenguaje, pues es difícil comunicar un sabor), la estética táctil, la estética visual. Ésta última, “se articula con la escritura, es donde la estética visual: conduce a unas imágenes puramente intelectuales, a la interiorización completa de los símbolos”.[34]



V
Herbert Read en su libro imagen e idea[35] habla sobre la ampliación del conocimiento que se da por medio de la imagen y que la imagen es la primera forma de conocimiento por encima de la filosofía, la ciencia y la religión, mostrando una apología del arte y de la imagen. Ahora, anudando el hecho de la imagen y la estética visual, se pone por caso la palabra “fresa” – o un objeto de conocimiento previo –, ella no se presentaría como un conjunto de letras y menos se realizaría con el vocablo “fresa”, un caso de análisis sobre la pertenencia a un sustantivo femenino que se relaciona con una fruta de determinadas características; cuando se nombra “fresa” se piensa y se visualiza al instante la imagen de la fruta. Ahora, cuando se menciona otra palabra, “albatráz”, palabra que al no tener y encontrar relación con una imagen mental precisa, con una representación, se realiza, ahora sí, un análisis deliberado de la palabra, fragmentándola en vocales y consonantes, quizá para lograr mejor algún tipo de relación con otra imagen o representación del mundo; esto puede suceder con palabras de otros idiomas; o volverse aún más compleja la situación, por ejemplo con los dialectos del oriente lejano.


El crear palabras que no tienen referente preciso o “real”, exige en los otros buscar relaciones en su memoria de imágenes y palabras. En el caso de “albatráz” lo más cercano seria el ave marina “albatros”, mas el creador del término, como se nota, puede que cambie la estructura de la palabra y para esto debe realizar una fragmentación de la misma, toma los signos del abecedario y procede a crear un nuevo vocablo con sentido sólo para él y que no tiene una significación en el consenso.


Por otro lado, alguien podría recordar a los niños, creadores de palabras, pues aun siendo abarcados por el abanico social de los códigos de un lenguaje impuesto; realizan ellos una mezcla de sus representaciones y generan una palabra nueva, con fuerte sentido y con un posible significado que además de gracia, genera cierta aprehensión social, por ejemplo la palabra fruspiro que es un “suspiro ahogado que se produce al bañarse con agua helada”[36]. Hasta aquí sobre la estética visual.


En el ejercicio de la escritura y la puesta en común de un tema es posible que se pase tangencialmente sobre algunos conceptos, se tomará por caso el de estilo étnico, al presentar el siguiente ejemplo:


Parafraseando el hecho de los automóviles de carreras, mencionado en el libro El gesto y la palabra[37] se puede traer a colación el evento de la Fórmula 1, competencia automovilística de alto nivel en el mundo. Estos autos, deben cumplir con requerimientos técnicos y con ciertos limitantes, pues el avance tecnológico de una u otra empresa no dejaría que hubiese un cierto equilibrio en este tipo de competencia. Los constructores de estos vehículos siguen los lineamientos normativos y al ver los autos, parece existir en ellos la uniformidad. Mas en el trasegar histórico, de esta competencia, la tecnología invierte esfuerzos para tener vehículos en un punto y rendimiento óptimo, entonces parecen enmarcarse sólo dentro de lo funcional y generar una diferencia tecnológica patente; sin embargo, esto no es completamente así. Hay características particulares y figurativas que distinguen unos autos de otros: colores, logos, patrocinadores, que indican y denotan la empresa automovilística que representa, el traje y el diseño del casco que es elegido por el conductor.


Todo lo anterior muestra un cierto “estilo étnico”, aunque no hay que ir tan lejos para lograr poseer una base al hablar de la estética funcional, que se orienta hacia los estilos étnicos propios de los grupos sociales. Un ejemplo más cercano: el sombrero, éste posee unas características funcionales que lo hacen ser un sombrero, pero que cambia su forma según la región o el país; entonces, éste objeto tiene unos elementos funcionales, figurativos y estéticos que dan una relación directa con un grupo étnico; e incluso una posición dentro de la comunidad como lo puede hacer otra prenda de vestir.


Aunque, si se hablase del vestido tradicional japonés, el kimono, sale éste de la esfera funcional y toma partido en la estética figurativa por el carácter simbólico que representa.[38] Otro ejemplo palpable de una estética funcional presente, es el de la moneda comercial que presenta diferencias en cada país, y que cumple la misma función.



VI
En lo que sigue, se intentará realizar un colofón de lo expuesto en el texto, complemento que parecerá desencajarse de lo que hasta aquí se ha tratado, sin embargo es menester avanzar, y ser en todo caso prudente para tomar posición o lanzarse a otros intereses en la antropología y la estética.



Aquello que logre una vinculación de “gusto” y “placer” del hombre con su entorno, los lugares, los útiles, las actividades (comer, cazar, descansar, etcétera) que impliquen la relación con el grupo social o etnia a la que pertenece. Por ejemplo, en cuanto a una actividad vista desde la expansión estética: la pesca. No todos los grupos sociales en el mundo tienen esta posibilidad de conseguir alimento.


El pescar varía de región a región, los útiles de pesca pueden ser similares, mas diferirá un poco en cómo lo hacen. En regiones con gran afluencia y vertientes hídricas, por mencionar la cadena de lagos, ríos y caños del sur del Bolívar, departamento colombiano, el pescar es actividad especializada (es un arte vista desde la estética funcional) y ella necesita de herramientas propias: la canoa, y unas redes “la atarraya” o “el chinchorro”, ésta de gran envergadura y con forma rectangular, que funciona extendiéndose por un tramo del río; y la otra que es realizada y tejida con forma de un conoide, en el vértice posee un lazo que luego de lanzada mediante una técnica, vaya cerrándose la base del cono con el fin de atrapar el mayor número de peces.


La canoa es utilizada por dos personas (generalmente hombres), situados cada uno en los extremos; uno que boga (que impulsa y conduce) con el remo y el otro que posee la red. Éste último, cuando la lanza, intenta lograr la extensión máxima de la base de su red “atarraya”, en donde el conoide se elonga en un círculo, gracias a la fuerza centrífuga, generada con el torso del pescador; a todo esto se suma el hecho del equilibrio mantenido en un extremo de la canoa que tiene por lo general un ancho de 25 cm. Todo esto parece mostrar únicamente la dificultad de una actividad cotidiana para la etnia que lo practica. Sin embargo, tal vez la descripción no permite ver la presencia implícita de lo estético en la pesca, ésta es una estética funcional de la que habla Andre Leroi-Gourhan.


La estética, presente en este ejemplo específico, y siendo el pescar para determinado grupo social un ejercicio cotidiano, se permea una sensación, lo agradable de ver la coordinación de uno y otro hombre, el fluir del río, la preparación del pescador, el esfuerzo del pescador al iniciar el lanzamiento, la pesada red que va saliendo de su eje, su elongación total que se presencia en el instante en que la red circular está en el aire, el chocar con el agua, el contraste de matices entre la red y el río, y como ella, un círculo integrado con rombos, que genera unas secuencias de ondas que golpean otras ondas producidas por el movimiento de la canoa cuando ésta cambia de posición, para que el lanzamiento de la red haya sido perfecto y el pescador no sea despedido junto con la red; el pescar genera goce, espera, enigma por lo que la red pueda o no traer.


Entonces, aquí se ha hablado de un ejercicio como el pescar, y de la presencia de la estética funcional en esa actividad. Esta presencia de estética se basa en lo que se podría llamar como instantes estéticos o lo que se nomina en Introducción a la Estética como emoción simbólica. Estos instantes estéticos pueden darse en toda actividad, en la gastronomía[39], en el deporte – por qué no hacer el paralelo del pescar con el logro de la escultura del Discóbolo de Myron, éste que se destacó por perpetuar de bello modo un instante del movimiento, por su esfuerzo en revelar la belleza del cuerpo humano en dinámica,[40] o en un performance, en la danza, en la música, en el juego (aunque en un “mayor grado” en estas tres últimas); los instantes estéticos que logran no ser interrumpidos y que hallen una consecución de la contemplación, presentan al hombre una mayor vinculación con el mundo y una ampliación de la conciencia.


Por último, el concluir sobre lo planteado, significa reconocer las dificultades al abordar el tema, y donde quedan posiblemente por fuera algunos conceptos. Uno de estos es el del ritmo, concepto relevante, tratado por Leroi-Gourhan en uno de sus capítulos, pero que ha sido dejado a un lado por la falta de conocimiento sobre el tema y que es tratado por Bernard Stiegler en “La técnica y el tiempo I”, donde bajo las figuras de Prometeo y Epimeteo retoma el asunto de la técnica y la tecnología; y ciertos criterios que se trabajan en antropología y filosofía. En el de libro Stiegler, hay aclaración de dos términos que se infieren de “el gesto y la palabra”: la diversidad y la diferencia,[41] éste que tiene como marco el ámbito de lo funcional en el hombre, a saber, la técnica, y aquel término que podría lanzar al hombre hacia la estética, es decir, que la pregunta que permitió una brecha para encauzar el texto, se responde tanto en cuanto la imagen del hombre es dada en la diversidad que la estética misma permite.


Entonces, al lograr confeccionar los objetivos nombrados en el texto: presentar un paralelo entre vivencia estética y comprensión estética, y dejar los términos de diversidad y diferencia, como caminos para seguir estudiando, donde es plausible una preparación y un conocer con todos los sentidos que permitan la observación,[42] desarrolla una necesidad seguir estudiando el amplio panorama de la estética y la antropología.

[1] Plazaola, Juan. Introducción a la Estética. Bilbao (España): Universidad de Deusto, tercera edición, 1999. Páginas 626.
[2] Leroi-Gourhan, Andre. El gesto y la palabra. Caracas: Ediciones de la Biblioteca de la Universidad Central de Venezuela, 1971. Páginas 394.
[3] Jimenez, Marc. ¿Qué es la estética? Barcelona: Idea Books, 1999, p. 222.
[4] Cfr. El gesto y la palabra, p. 25.
[5] Cfr. Ibid., p. 23.
[6] Cfr. Ibid., p. 28.
[7] “La noción de hombre en antropología parte desde la investigación del hombre primitivo y la imagen que se ha tenido de él en la historia de la disciplina”. Ibid., p. 22.
[8] Aquí es donde se puede empezar a intuir una concatenación de la estética con la antropología
[9] Introducción a la Estética, p. 281.
[10] La vivencia estética es “nuestra propia vivencia; la experiencia estética vivida por nosotros mismos”. Cfr. Introducción a la estética, p. 295-296.
[11] Ibid., p. 297
[12] Ibid., p. 298.
[13] Ibid., p. 302.
[14] Cfr. Ibid., p. 301.
[15] Cfr. Ibid., p. 310.
[16] “Tiempo inmortal y divino, sin principio ni fin, totalidad del tiempo y aún modelo del tiempo”. Ver Tiempo, Ferrater Mora, José. Diccionario de Filosofía. Buenos Aires: Editorial Sudamericana, tomo II, p. 786.
[17] Ibid., p. 316.
[18] Deleuze, Gilles; Guatari, Félix. ¿Qué es la filosofia?. Barcelona: Anagrama, 1999, p. 220.
[19] Cfr. Introducción a la estética, p. 316.
[20] “La percepción de la belleza no ocurre sino después de un primer movimiento de interpretación; la belleza busca y espera una mirada simpática y sólo se entrega a quién la busca y la desea”. Op. Cit. Introducción a la estética, p. 318.
[21] “Ante la belleza tenemos la conciencia de que son facultades profundas de nuestro yo las que quedan colmadas y que este hecho es precisamente lo que caracteriza el placer de la belleza”. Op. Cit. Introducción a la estética, p. 298.
[22] Crf. Ibid., p. 297-301, 304-309.
[23] Paleontología. (De paleo-, el gr. ὄν, ὄντος, ente, ser, y -logía). f. Ciencia que trata de los seres orgánicos desaparecidos a partir de sus restos fósiles. En: Microsoft® Encarta® 2007. © 1993-2006 Microsoft Corporation. Reservados todos los derechos.
[24] Etología. (Del gr. ἦθος, costumbre, y -logía). f. Estudio científico del carácter y modos de comportamiento del hombre. 2. Parte de la biología que estudia el comportamiento de los animales. En: Microsoft® Encarta® 2007. © 1993-2006 Microsoft Corporation. Reservados todos los derechos.
[25] Cfr. El gesto y la palabra, p. 269.
[26] Ibid., p. 267.
[27] Ibid., p. 270.
[28] Ibid., p. 267.
[29] Cfr. Ibid., p. 268.
[30] Cfr. Ibid., p. 276.
[31] Cfr. Ibid., p. 291.
[32] Ibid., p. 274.
[33] ¿Pero por qué la descripción en la antropología? La antropología por su interacción con las ciencias naturales y en el hecho de dar cuenta de una situación particular del hombre, se preocupa por las características que envuelven un fenómeno étnico y exige con más rigor descriptivo que narrativo el detalle, tanto del evento como de los objetos útiles empleados. Parte del dato, para dejar evidencia, pero busca ir más allá. Ver: MAUSS, Marcel. Manual de Etnografía. Buenos Aires: FCE, 2006, p. 117-161.
[34] Cfr. Ibid., p. 269.
[35] READ, Herbert. Imagen e idea. México: FCE, 1957, p. 245
[36] En: http://www.elcolombiano.com/proyectos/Lengua/historias/marzo23/ninos.htm. 22.03.08
[37] Op. Cit. El gesto y la palabra, p. 298.
[38] Leroi-Gourhan, André. Traducción: Gómez, María Cecilia. “simbólica del vestido japonés”. En: Traducciones historia de la biología. Medellín: Universidad Nacional de Colombia, número 17, noviembre 2001. Pag. 7-16.
[39] Este tipo de estética se presenta, aunque hay que tener en cuenta lo que habla Leroi-Gourhan desde la estética fisiológica.
[40] Es la más famosa obra del escultor Myron (siglo V. A de C.) que representa un atleta en un momento de gran tensión, cuando acaba de balancear el disco hacia atrás y está a punto de iniciar el lanzamiento definitivo. De movimiento en espiral reemplaza la inmovilidad y la frontalidad de las estatuas arcaicas. Perdido el bronce original sólo se conservan copias romanas en mármol. Myron (Atenas, 1ra mitad siglo V. A de C.) escultor griego a quien se le ha atribuido la escultura, El Discóbolo, de carácter clásico, porque representó siempre al deporte. Nacido en Eleutaria (Grecia), tuvo como maestro a Ageladas, y se destacó por perpetuar de bello modo un instante del movimiento, por su esfuerzo en relevar la belleza del cuerpo humano en movimiento. Tomado de http://www.udec.cl/esculturas/disco.htm. 22.03.08
[41] Se hace necesario aclarar que la exclusividad de los términos expuestos es una inferencia del que aquí escribe, y que en muchas ocasiones los autores utilizan indiferentemente los términos, aunque en Leroi-Gourhan pareciese darse esa especificación. Sin embargo, es necesario seguir indagando en la escritura del autor, como otros textos de antropología.
[42] Ver Manual de Etnografía, el capitulo “sobre el observar”.

domingo, 19 de octubre de 2008

EL LENGUAJE HACE AL HOMBRE, UN SER FANTÁSTICO Y TODOPODEROSO



Carolina Franco Giraldo
Estudiante de filosofía
Semillero Demiurgia
FUNLAM


Resumen
Este texto presenta un acercamiento al lenguaje que manipulado por el hombre, puede ser creador y dador de vida. Se muestran una serie de definiciones o acepciones acerca del lenguaje y se trata especialmente una de ellas (El lenguaje es todo aquello que nos muestre algo, todo lo que pueda ser interpretado o simplemente entendido); también se describe el papel del lenguaje en el desenvolvimiento del hombre y en los textos escritos como su mayor expresión, tratando de centrarse un poco en la palabra como cima del lenguaje.

Palabras clave:
Lenguaje, creación, recreación, interpretación, comprensión, expresión.



“APRENDIZ DE CAZADOR
Ella es bruja
Vuela en el aire de la alcoba
Como si su capa barriera mi memoria
Yo, aprendiz de cazador
Para atraparla interrogo al fabulista,
Al peregrino de los bosques.
Ella esquiva mis intentos
Vuela en círculos de niebla
Sobre mi cabeza atribulada.
A veces creo que llega hasta mi mesa
Como arisco animal
Que abreva en un estanque,
Y cuando intento descifrar su silabario
Se desvanece en el aire de la alcoba.
Ella evita mis eternas asechanzas
Mis trampas y señuelos.
Así, escurridiza y evasiva es la palabra.”
Juan Manuel Roca

El lenguaje es la capacidad que el hombre tiene para articular sonidos y por medio de estos expresar pensamientos[1]; pero el lenguaje tiene muchas más acepciones, pueden existir lenguajes en los diferentes lugares; grupos sociales, ambientes laborales, hasta existir un lenguaje individual que nos determina; además no es poco frecuente escuchar que hay un lenguaje animal o de los animales. Según Aristóteles el lenguaje es la forma de enseñar o comunicar no por naturaleza, sino por convención, el hombre es el único ser poseedor de lógos, lo demás tiene lenguaje porque nosotros lo entendemos. Prefiero quedarme con la definición macro, que nos da Espinosa, del lenguaje como cualquier tipo o conjunto de señales que den a entender cualquier cosa.[2] El lenguaje es entonces todo aquello que nos muestre algo, todo lo que pueda ser interpretado o simplemente entendido.

El hombre se muestra con las palabras. El problema está entonces en quién es el apto para interpretar o entender el lenguaje, el hombre puede además de expresar lo que quiere, entender lo que se le da; esta comunicación la tiene el hombre con el mundo exterior y todo lo que esta en él, es decir, el hombre puede interpretar hasta lo que no busca ser interpretado, por ejemplo, la aurora o el crepúsculo, el lenguaje medianamente desarrollado que tiene el hombre, permite también entender o interpretar algo que quien lo muestra no lo está analizando ni reflexionando sobre la forma de decirlo o de que lo entiendan; por ejemplo cuando un bebé o un animal expresa su malestar frente a alguna situación, el hombre debe saber qué pasa y hacer algo.

Alguna vez se pensó en la idea de el hombre como un ser fantástico, un ser extraordinario en el mundo, es decir, con un sin fin de increíbles capacidades; ahora centrando la atención en este asunto del lenguaje, se ha podido dar cuenta de que con lo anterior no se estaba tan lejos de la realidad. El leguaje le permite al hombre ser un ser todopoderoso y creador de de cosas inexistentes e imposibles, es decir, cuando un escritor decide pintar una obra con las palabras, lo que esa obra de arte muestra se hace presente; es entonces cuando el artista logra crear personas, animales, lugares, objetos; además de esto ponerles características, cualidades, sentimientos, emociones, olores, sabores, etc. El hombre puede hacer esto no sólo porque tiene razón, sino y lo más importante porque tiene lenguaje y esto lo hace creador de nuevos mundos y recreador de realidades, es decir un ser magnífico.

¡Y quien más creador que el poeta!, que hace de su materia prima, la palabra, una obra de arte que puede permanecer en el tiempo y convertirse en universal y clásica, porque “No hay ningún objeto poético, sólo hay una representación poética de los objetos”[3], las cosas como tales no nos suscitan nada, las palabras simplemente no tienen porque ser arte, lo que las hace bellas es la forma en que son manipuladas y moldeadas. Lo que hay que dejar claro entonces en que las palabras no son estáticas ni unívocas, las palabras pueden ser movidas, organizadas y reunidas a nuestros antojo, esto las hace mágicas, las palabras nos pertenecen si sabemos capturarlas y adoptarlas, pero de igual forma pueden traicionarnos, por esto la gran dificultad está en su buena utilización, es decir en que cumplan el objetivo deseado.

Aquí entra entonces otro tema denso en cuanto a la palabra: cada quien adopta y utiliza las que mejor le parezcan y le beneficien, pero también cada quien al utilizarlas tiene una intención determinada, para esto existen, para cumplir nuestras intensiones y transmitir lo que queremos, todo lo que expresamos, o sea las palabras que decimos, buscan ser entendidas por alguien de una forma determinada, lo correcto sería cumplir este objetivo, ser interpretadas de la forma que esperamos; pero, es necesario para esto, no sólo tener claridad sobre lo que se quiere decir, sobre las palabras que se deben utilizar, sobre la persona que lo va a escuchar, sino y lo más importante, lograr entenderse e interpretarse uno mismo, antes de transmitir lo que se quiere.

Pero la hermenéutica no se queda en este simple hecho, la magia no sólo está en interpretar lo que el autor quiere decir, sino y más bien, en encontrar las muchas otras posibles interpretaciones que tiene un texto, esto es lo que lo hace rico; que un texto dé pie para más interpretaciones y más preguntas en diferentes espacios y tiempos, es lo que hace que permanezca y se haga universal.

Muchas veces se ha mencionado ya que el hombre es un ser que necesita estar en relación con los demás porque esta es su forma y su única posibilidad de existencia, pero es necesario aclarar que estas relaciones están atravesadas por el lenguaje, es decir, el hombre necesita el lenguaje para expresarse, comunicarse y relacionarse, o sea, existir, por esto se vio en la necesidad de articular los sonidos y hacerlos comunes, llegando a un acuerdo y luego formando las abstracciones o representaciones necesarias y adecuadas de cada cosa conocida; es posible que antes de existir el hombre existieran algunos otros seres en el universo, que también necesitaban relacionarse y de esta manera tener una especie de lenguaje, pero el hombre por su capacidad de razonar, logró articularlo y hacerlo cada vez más completo, desarrollado y útil.

Después de esto hemos logrado valiéndonos del lenguaje, conocer el entorno, relacionarnos con el otro, con lo otro por el nombrar y con nosotros mismos, lo cual es la vía para la exteriorización, no se puede logar la expresión bien formulada de algo si antes no se ha tenido un dialogo interno acerca de tal cuestión, estos pasos o requisitos por decirlo así, deben estar presentes aunque no sea algo siempre consciente.

¿Qué sería del hombre sin el lenguaje? El lenguaje es realmente necesario; en el mundo todas las situaciones están atravesadas por el lenguaje[4], sin lenguaje no habría arte, música, literatura, poesía, teatro, ciencia, amor y lo más importante, no habría historia, no se podría tener memoria sin un lenguaje que la haga presente, esto y muchas otras cosas serían imposibles sin el lenguaje, por esto no es exagerado decir que el lenguaje es lo que en última instancia hace que el hombre sea lo que es.

Hablemos ahora de la palabra plasmada en el texto escrito únicamente; como lo dije en lo anterior, es necesario que el escritor sea claro, se oiga y se entienda él mismo; debe tener definido qué quiere con su texto y hacer que las palabras que utiliza sean algo común a quienes quiere dirigirlo, tratar de establecer en el texto la guía que el lector necesita a la hora de leerlo, buscar la forma de llegar y de ser leído fácil y tranquilamente por los que se interesen.

El lector debe entonces saber leer, tratar de encontrar las herramientas que da el escritor y tratar de oír su intención, tratar de encontrar lo que quiso decir, o por lo menos tratar de interpretar y entender de la mejor manera posible el texto. El lector debe tener por supuesto, unos elementos ya predispuestos a la hora de enfrentarse a cualquier texto, debe conocer las palabras y su significado, uno sólo puede leer lo que ya conoce, las palabras son las mismas, lo que hace el autor es una organización y acomodación de ellas para hacer que digan lo que él quiere. El lector debe traducir a sus experiencias y preconcepciones, lo que le está diciendo el escritor esto es interpretar, hacer propio lo que está en el texto, encontrar un sentido que le sea útil y accesible, aunque no sea el que el autor quería mostrar.

El texto en todo caso debe ser claro, debe mostrar lo que se quiere y no contradecirse en sí mismo, un texto es verdadero cuando es comprensible y transparente. La verdad ahora no está en lo que se está diciendo, sino en la forma que se está utilizando para decirlo, puede que la tesis a tratar no sea cierta, no sea la verdad, pero lo importante es que el autor por medio de la argumentación haga que el texto convenza al lector de que es cierto lo que le está mostrando y además que le quede claro, que el lector lo pueda interpretar y comprender. Esto es lo verdadero de un texto.

El lenguaje nos permite argumentar y hacer cierto lo que no lo es, es decir, por medio de las palabras y con la información necesaria se puede convencer de algo incierto, pero Gádamer da el consejo de ser razonables y no argumentar locas ideas.

El lenguaje no está compuesto por enunciados simplemente, la forma más rica y enriquecedora del lenguaje, es la que se presenta en preguntas y respuestas, en el diálogo, esta forma del lenguaje es la que pone en juego todas nuestras capacidades, tanto de razonamiento, como de argumentación, de interpretación, de comprensión, etc. El diálogo es el encuentro no sólo con el otro, sino consigo mismo, porque en su transcurso, se puede ir aclarando todo lo que se tenga pendiente y poniéndose en concordancia con los propios pensamientos. Así era como Sócrates interpelaba a sus discípulos y les creaba una inquietud por sí mismos. El diálogo es la expresión por excelencia del lenguaje porque es donde se encuentran dos caminos diferentes para buscar juntos una salida al problema y así un lenguaje o lugar común.

La palabra es poderosa, o mejor nos da el poder al poseerla, pero la palabra misma no es el concepto, sólo lo expresa, sólo cuando llega a nuestra mente nos revela el concepto, pero el concepto es abstracción es imagen; aunque no sea la cosa en sí, es la imagen de ella y la hace presente en nuestra mente, por esto decimos que la palabra puede crear, porque puede formar una idea o una imagen en nuestra mente de algo que no conocemos como tal, pero después de que se forma esta imagen en nosotros, la cosa que nombra el concepto, comienza a existir para nosotros, es creada por medio del lenguaje.

La palabra puede hacernos ver cosas que nunca existirán, porque ella utiliza la metáfora -vaya herramienta- así podremos conocer hasta “un racimo de piedras marchitas” o “una llovizna de minúsculas flores amarillas”, además el lenguaje en la palabra como literatura, nos hace vivir y sentir, nos proyecta y nos deja encontrar lo hermoso del mundo, las letras nos invitan a amar, pero muchas veces nos pueden destruir, el poder del lenguaje no está sólo en ser creador de cosas hermosas y felices, el lenguaje es el mayor creador de monstruos y fantasmas; por medio del lenguaje podemos acabarnos y con nosotros acabar también el mundo.

El lenguaje es un arma pero como todas las demás nos sirve tanto para defendernos como para atacar. El hombre con esa peligrosa capacidad de pensar se encuentra también en un gran riesgo al poseer el lenguaje, hay que tratar como en todo de equilibrar las creaciones del lenguaje, de hacer que se logre nuevamente la lucha de opuestos en las creaciones lingüísticas, para lograr una armonía entre monstruos y princesas y una existencia tranquila en términos de lenguaje, porque por más terribles que sean las creaciones de las palabras, siempre hay que leerlas con delicadeza; parafraseando a Roca, acariciando las palabras, como si leyera un ciego.

En conclusión, el lenguaje nos hace creadores de lo que deseemos, pero es necesario saber crear, hacer que las palabras en lugar de destruirnos, nos engrandezcan y nos hagan inmortales, saber abarcar la palabra y ponerla a favor nuestro, así y sólo así, lograremos conocernos, conocer el mundo y crear mundos por medio de ella.


BIBLIOGRAFÍA

- RICOEUR, Paul. “Teoría de la Interpretación” Discurso y excedente de sentido. Siglo XXI editores. Buenos Aires. 2003. 112 p.

- GADAMER, Hans-Georg. “Arte y Verdad de la Palabra”. Paidós. Barcelona. 1998. 157 p.

- ESPINOSA, Germán. “La aventura del lenguaje”. Planeta. Santafé de Bogotá, D.C. 1992. 382 p.

- CHOMSKY, Noam. “El conocimiento del lenguaje”. Altaza. Barcelona. 1994. 325 p.

- PERELMAN, Chaim. “Tratado de la Argumentación: la nueva retórica”. Gredos. Madrid. 1989. 855 p.

[1] Véase Espinosa (1992).
[2]Ibíd., p. 18
[3]Hans-Georg Gadamer. (1998). “Arte y Verdad de la Palabra”. Paidós. Barcelona. Pag. 37
[4] Refiriéndome a la definición de lenguaje que preferí al inicio.

Disculpen, el blog se encuentra en construcción.